NUTRICION

miércoles, 12 de marzo de 2008

NUTRICION

La nutrición es el proceso biológico en el que los organismos asimilan los alimentos y los líquidos necesarios para el funcionamiento, el crecimiento y el mantenimiento de sus funciones vitales. La nutrición también es el estudio de la relación entre los alimentos con la salud, especialmente en la determinación de una dieta
Aunque alimentación y nutrición se utilizan frecuentemente como sinónimos, son términos diferentes ya que:
La nutrición hace referencia a los nutrientes que componen los alimentos y comprende un conjunto de fenómenos involuntarios que suceden tras la ingestión de los alimentos, es decir, la digestión, la absorción o paso a la sangre desde el tubo digestivo de sus componentes o nutrientes, su metabolismo o transformaciones químicas en las células y excreción o eliminación del organismo.
La alimentación comprende un conjunto de actos voluntarios y conscientes que van dirigidos a la elección, preparación e ingestión de los alimentos, fenómenos muy relacionados con el medio sociocultural y económico (medio ambiente) y determinan al menos en gran parte, los hábitos dietéticos y estilos de vida.
Una nutrición adecuada es la que cubre:
Los requerimientos de energía a través de la ingestión en las proporciones adecuadas de nutrientes energéticos como los hidratos de carbono y grasas. Estos requerimientos energéticos están relacionados con la actividad física y el gasto energético de cada persona.
Los requerimientos plásticos o estructurales proporcionados por las proteínas.
Las necesidades de micro nutrientes no energéticos como las vitaminas y minerales.
La correcta hidratación basada en el consumo de agua.
La ingesta suficiente de fibra dietética.
Las pautas dietéticas se representan en pirámides de los alimentos.
Tipos de nutrición en los seres vivos
Nutrición autótrofa
Los seres autótrofos son organismos capaces de sintetizar sustancias esenciales para sus metabolismos a partir de sustancias inorgánicas. El término autótrofo procede del griego y significa "que se alimenta por sí mismo".
Los organismos autótrofos producen su masa celular y materia orgánica, a partir del dióxido de carbono, que es inorgánico, como única fuente de carbono, usando la luz o sustancias químicas como fuente de energía. Las plantas y otros organismos que usan la fotosíntesis son fotolitoautótrofos; las bacterias que utilizan la oxidación de compuestos inorgánicos como el anhídrido sulfuroso o compuestos ferrosos como producción de energía se llaman quimiolitotróficos.
Los seres autótrofos son una parte esencial en la cadena alimenticia, ya que absorben la energía solar o fuentes inorgánicas como el dióxido de carbono y las convierten en moléculas orgánicas que son utilizadas para desarrollar funciones biológicas como su propio crecimiento celular y la de otros seres vivos llamados heterótrofos que los utilizan como alimento. Los seres heterótrofos como los animales, los hongos, y la mayoría de bacterias y protozoos, dependen de los autótrofos ya que aprovechan su energía y la de la materia que contienen para fabricar moléculas orgánicas complejas. Los heterótrofos obtienen la energía rompiendo las moléculas de los seres autótrofos que han comido. Incluso los animales carnívoros dependen de los seres autótrofos porque la energía y su composición orgánica obtenida de sus presas procede en última instancia de los seres autótrofos que comieron sus presas.
Nutrición heterótrofa
Los organismos heterótrofos (del griego hetero, otro, desigual, diferente y trofo, que se alimenta), en contraste con los organismos autótrofos, son aquellos que deben alimentarse con las sustancias orgánicas sintetizadas por otros organismos, bien autótrofos o heterótrofos a su vez. Entre los organismos heterótrofos se encuentra multitud de bacterias y los animales.
Según el origen de la energía que utilizan los organismos hetrótrofos, pueden dividirse en:
Fotorganotrofos: estos organismos fijan la energía de la luz. Constituyen un grupo muy reducido de organismos que comprenden la bacteria purpúrea y familia de seudomonadales. Sólo realizan la síntesis de energía en presencia de luz y en medios carentes de oxígeno
Quimiorganotrofos: utilizan la energía química extraída directamente de la materia orgánica. A este grupo pertenecen todos los integrantes del reino animal, todos del reino de los hongo, gran parte de las moneras y de las arqueobacterias


Historia de la nutrición [editar]
Desde la aparición del hombre sobre la tierra, el tipo de alimentos que éste ha tenido que ingerir para su sustento, ha variado a través de los "tiempos", debido a que se vio obligado a adaptar a aquellos que tenía más próximos y le era más fácil obtener con las escasas herramientas que poseía. Como ejemplo, sirva citar los estudios sobre los restos del ser humano más antiguo encontrado hasta la fecha (nos referimos al hombre de Atapuerca-Burgos).
Se ha llegado a la conclusión de que era carroñero y disputaba sus "manjares" con otros animales de iguales características alimenticias. En su andar en busca de víveres, se iba encontrando nuevos tipos a los que se veía obligado a adecuar. La disponibilidad de la caza mayor iba disminuyendo y tenía que alimentarse de la caza menor, del marisco (en algunas áreas) y sobre todo de plantas comestibles. Esta fase adaptativa empezó hace unos 100.000 años.
Se cita que los últimos en sufrir estas restricciones, hace unos 30.000 años, han sido los habitantes de unas zonas muy determinadas (dos regiones del Oriente Medio). Sin embargo, en la Península Ibérica hace menos de 20.000 años (Freeman, 1981) la carne aún suponía más del 50% de la dieta habitual.
Hace unos 12.000 años (Cavalli-Sforza, 1981; Trowell, 1981) se inicia la primera revolución agrícola. Esto suponía una fuente fija de proteínas. Debemos tener en cuenta la gran variabilidad en las cifras recogidas en las cosechas; lo que conllevaba una alimentación irregular y a épocas de hambre. El resultado final de las recolecciones se veía muy afectado por la climatología, contra la cual era muy difícil luchar. El almacenamiento de sobrantes, en años buenos de producción, tampoco era el más eficaz. Lo que ocasionaba una alimentación irregular.
Lentamente el tipo de manutención fue variando hasta nuestros días, en los que el conocimiento sobre el tema es mayor. Pero el asunto no está cerrado todavía. Siguen los estudios para un mejor entendimiento y para aportar las soluciones adecuadas.
Pirámide nutricional
Para establecer un parámetro, en lo que concierne nuestra dieta alimenticia, existe una forma de representar de manera gráfica, los principales y más importantes alimentos que deben ingerirse. Se hace a través de una pirámide, llamada pirámide nutricional.
La base de la Pirámide, el área de mayor tamaño, representa los cereales o granos, sobre todo los granos integrales, que constituyen la base de nuestra dieta. Para asegurarse de obtener más de la mitad de nuestras calorías de carbohidratos complejos es preciso consumir las porciones sugeridas en este grupo. Los grupos disminuyen de tamaño a medida que avanzamos hacia el vértice de la pirámide, ya que la cantidad de alimentos representados en esos grupos, es menor que la que necesitamos para una buena salud. La punta o vértice de la pirámide representa el grupo más pequeño de alimentos, como grasas, aceites y azúcares, de los que hay que comer en menor cantidad.

LA MALA NUTRICION



La mala nutrición está implicada en más de la mitad de todas las muertes infantiles alrededor del mundo – una proporción sin paralelo entre cualquier enfermedad infecciosa desde la Peste Negra. La mala nutrición está íntimamente vinculada con la mala salud y factores medioambientales. Y sin embargo, con harta frecuencia los planeadores, los políticos y los economistas dejan de tomar en cuenta o no comprenden esta realidad. Entre los malentendidos serios podemos citar los siguientes:
Mito Número 1: Fundamentalmente, la desnutrición es una cuestión de insumo inadecuado de alimentos. Falso. Desde luego, los alimentos son importantes. Pero la mayoría de la desnutrición seria es causada por mal saneamiento y enfermedad, que conducen a diarrea, especialmente entre los niños pequeños. La condición de la mujer dentro de la sociedad y la educación de las mujeres juegan un rol muy importante en el mejoramiento de la nutrición. Mejorar la atención de los niños pequeños es vital.
Mito Número 2: Una mejor nutrición es una de las consecuencias de otras medidas de disminución de la pobreza y del progreso económico. Lo uno no es posible sin lo otro. Igualmente falso. Mejorar la nutrición requiere acción enfocada de parte de padres y comunidades, respaldada por la acción local y nacional en materias de salud y servicios públicos, especialmente el suministro de agua y el saneamiento. Tailandia ha demostrado que es posible reducir la desnutrición moderada y severa en tres cuartas partes o más por semejantes medios en el espacio de una década.
Mito Número 3: Dados unos recursos escasos, la acción de base amplia es prácticamente imposible en una escala masiva, especialmente en los países pobres. Igualmente falso. A pesar de los graves reveses económicos, muchos países en desarrollo han hecho progresos notables. Más de dos tercios de los habitantes de los países en desarrollo ahora comen sal yodada, combatiendo la deficiencia de yodo y la anemia que afecta a alrededor de 3.500 millones de personas en unas 100 naciones del mundo, sobre todo a las mujeres y los niños. Cada año, alrededor de 450 millones de niños reciben cápsulas de vitamina A, para combatir la deficiencia que causa ceguera y aumenta la mortalidad infantil. Se han encontrado nuevas maneras de promocionar y apoyar la lactancia materna, y las tasas de amamantamiento se mantienen estables en muchos países, mientras en algunos otros estas tasas están incrementando. Por otra parte, la inmunización masiva y la promoción de la rehidratación oral para reducir las muertes causadas por diarrea también han hecho mucho para mejorar la nutrición.
En parte a resultado de semejantes medidas, el número y los porcentajes de niños desnutridos han bajado en todas las regiones del mundo, a excepción de Africa subsahariana. El Cuarto Informe de las Naciones Unidas sobre la Situación de la Nutrición Mundial revela que el número de niños de peso más bajo del normal menores de cinco años bajó de 175 millones en 1980 a 150 millones en el año 2000, con una disminución de la predominancia de 37% a 27%. En el transcurso del mismo período, el número de niños raquíticos desnutridos bajó de 220 a 182 millones, con el porcentaje disminuido de 47% a 33%. Y lo que es más impresionante aún, este progreso fue logrado en muchos países que atravesaban severas dificultades económicas.
Pueden deducirse tres importantes conclusiones de lo arriba enunciado:
El rápido progreso en la nutrición es posible, hasta en países pobres y en tiempos difíciles;
El progreso en la nutrición requiere estrategia y acción conscientes, que abarque una amplia gama de iniciativas adaptadas a cada país;
Hace falta crear consejos de nutrición nacionales – como los establecidos en Noruega y en una docena de otros países – para dar un foco para la acción, afinar la agenda a los detalles de cada país y actuar como guardianes. Estos son necesario tanto en los países desarrollados, donde la obesidad está aumentando rápidamente, como en los países en desarrollo.
La mala nutrición tiene consecuencias para toda la vida, especialmente cuando la desnutrición entre los niños es seguida por obesidad a mediana edad, como es el caso con cada vez mayor frecuencia en Asia del Sur. La investigación llevada a cabo en el curso de la última década ha demostrado que la enfermedad cardiaca y la diabetes entre personas de 60 a 70 años de edad están estrechamente correlacionadas con la desnutrición materna en el vientre de la madre y durante los primeros uno a dos años de vida. Así, un enfoque en la nutrición de las mujeres y de los niños, tanto en la matriz como en los primeros dos años de vida, es el punto de partida de lo que debería ser un enfoque de ciclo de vida para acabar con la desnutrición.
Poner fin a la desnutrición extrema significaría colocar los cimientos para una mejor salud y bienestar de la generación actual y conduciría a beneficios que se extenderán a las futuras generaciones a través del siglo xxi. La nutrición es el verdadero fundamento para una reducción sostenible de la pobreza. Y no obstante, todavía se la descuida.
Es hora de difundir una más amplia consciencia de los retos mundiales de la nutrición – y sus vínculos con la salud y el desarrollo sostenible – así como el conocimiento de las nuevas oportunidades para lograr avances a una escala mundial

NUTRICION EN NIÑOS Y ADOLESCENTES

Es vital que los niños tengan una adecuada nutrición y una dieta sana para que su potencial de desarrollo sea óptimo. Durante la infancia y la adolescencia, los hábitos dietéticos y el ejercicio pueden marcar la diferencia entre una vida sana y el riesgo de sufrir enfermedades en años posteriores. En las distintas etapas de la vida, se necesitan nutrientes diferentes.
2. ¿Cuáles son las consideraciones más importantes en cuanto a nutrición durante el primer año de vida?
Durante los 12 primeros meses de vida, un bebé triplica su peso y su estatura aumenta en un 50 por ciento. Estos incrementos en peso y estatura son los principales índices utilizados para la evaluación de su estado nutricional y se miden a intervalos regulares, comparándolos con curvas de crecimiento estándar. Estas mediciones son herramientas importantes a la hora de evaluar el progreso del niño, especialmente entre los 6 y los 12 meses de vida.
La lactancia materna, según las necesidades del niño, sigue siendo la mejor manera para alimentar a un bebé sano y que haya nacido a término. La leche humana satisface todas las necesidades nutricionales para el crecimiento y el desarrollo del bebé. Además, los 4-6 primeros meses de vida son un periodo de crecimiento rápido, especialmente para el cerebro, y como la leche materna contiene aminoácidos y ácido graso resulta ideal para satisfacer dichas necesidades. La leche materna contiene también agentes antibacterianos y antiinfecciosos, entre ellos las inmunoglobulinas, que tienen una gran importancia en el fortalecimiento del sistema inmunológico. El calostro, que es el fluido que producen las glándulas mamarias durante los primeros días posteriores al parto, es rico en proteínas, vitaminas y minerales. Además, contiene anticuerpos y agentes antiinfecciosos, factores antinflamatorios, factores de crecimiento, enzimas y hormonas que son beneficiosas para el desarrollo y crecimiento del bebé.
La lactancia materna es muy recomendable por motivos psicológicos, fisiológicos y emocionales. No hay ningún motivo por el que el que no se deba continuar con la lactancia hasta los dos años, ya que es beneficioso para la madre y para el niño desde el punto de vista nutricional. No obstante, debido a los cambios en el estilo de vida y a su disponibilidad comercial, a veces se utilizan preparados para lactantes, que son en general seguros, siempre que se utilicen preparados autorizados y en condiciones higiénicas adecuadas. Los preparados para lactantes intentan imitar en lo posible la composición de la leche materna y su uso debe cumplir con las directrices establecidas por la Unión Europea y la Organización Mundial de la Salud. Los niños alimentados con preparados también deben comer según lo que necesiten, y para un óptimo crecimiento del bebé, deben prepararse siguiendo puntualmente las instrucciones del fabricante. Es preciso poner especial atención a la esterilización de los utensilios utilizados para dar de comer al niño, y reducir así los riesgos de contaminación, ya que los bebés alimentados con preparados no tienen la misma protección inmunológica que los bebés amamantados.
¿Cuándo se deben introducir los alimentos sólidos?
La incorporación de alimentos sólidos complementarios es normalmente un proceso gradual que dura varias semanas o meses, y que debe comenzar en torno a los 6 meses de edad. El momento exacto depende del bebé y de la madre, y refleja el hecho de que aunque la leche materna es suficiente durante los primeros meses, cuando el niño crece ya no aporta por sí sola todos los nutrientes adecuados. La incorporación de alimentos complementarios en torno a los 6 meses es importante para que el niño desarrolle la capacidad de masticar y hablar. Se puede aumentar de forma gradual la calidad, cantidad y variedad de alimentos sólidos, a un ritmo que normalmente impone el propio niño. Los cereales son generalmente los primeros alimentos que se incorporan a la dieta de un lactante (mezclados con leche materna o con preparados), y después se introducen los purés de verduras y frutas, y la carne. Si se amamanta al bebé durante los primeros 4 ó 6 meses de vida, habrá menos probabilidades de que desarrolle alergias. Los alimentos que son más propicios a causar reacciones alérgicas en niños sensibles, como la clara del huevo y el pescado, se incorporan generalmente después de los 12 meses. Para saber más sobre alergias a los alimentos.Debido a los cambios en el estilo de vida, la comida infantil comercializada, tiene una mayor importancia en la dieta de los niños, y por ello debería cumplir con rigurosas normas de calidad y seguridad. Los alimentos que hay en el mercado son prácticos y variados, por lo que son una buena opción para complementar las comidas preparadas en casa.. Los alimentos infantiles que se comercializan están hechos con frutas frescas, verduras y carne, no llevan conservantes, y tienen que cumplir normas muy estrictas.
Un aspecto a tener en cuenta en el primer año de vida es la cantidad de hierro que aporta la dieta, y por esto durante la infancia, se vigila rutinariamente la aparición de anemia ferropénica. La utilización de preparados o cereales enriquecidos con hierro y el consumo de alimentos ricos en hierro como carnes trituradas, pueden ayudar a prevenir este problema.
3. ¿Cuáles son los aspectos más importantes en cuanto a nutrición para niños de 1 a 3 años ?
Durante estos años, el niño comienza a tener su propia personalidad y a demostrar su independencia, a moverse libremente y a escoger los alimentos que quiere comer. Aunque el niño está todavía creciendo, la velocidad con la que crece es menor que en los 12 primeros meses de vida. Al final del tercer año de edad, tanto las niñas como los niños alcanzan el 50 por ciento de su estatura adulta.
Durante esta época, los niños son capaces de beber con una pajita y de comer con una cuchara, y en muchas ocasiones se vuelven "maniáticos" con las comidas. El consumo de alimentos variados permitirá al niño poder escoger entre diferentes sabores, texturas, y colores, que puedan satisfacer su pequeño apetito. El factor más importante es que los diferentes alimentos hagan frente a sus necesidades energéticas.
Su consumo de alimentos estará cada vez más influenciado por los hábitos alimenticios de su familia y de las personas que le rodean. Todas las experiencias alimenticias pueden tener importantes efectos en los alimentos que le gustarán o no y en los hábitos alimenticios de su vida posterior. No se debe ir con prisas en las horas de la comida, sino que hay que darles de comer relajadamente y preparar el terreno para que sus actitudes hacia la comida sean sanas.
4. ¿Cuáles son los aspectos más importantes en cuanto a nutrición para niños en edad escolar?
Después de los 4 años, disminuyen las necesidades energéticas del niño por kilogramo de peso, pero la cantidad de energía real (calorías) que necesita aumentan conforme el niño se va haciendo mayor. Desde los 5 años hasta la adolescencia, hay un periodo de crecimiento lento y continuado. En ciertos casos, la ingesta alimenticia de algunos niños no contienen las cantidades recomendadas de hierro, calcio, vitaminas A y D y vitamina C, aunque en la mayoría de los casos -siempre que los aportes de energía y proteínas sean correctos y consuman alimentos variados, entre otros frutas y vegetales- es improbable que tengan deficiencias.
Comer con regularidad y consumir tentempiés sanos, que incluyan alimentos ricos en carbohidratos, frutas y verduras, productos lácteos, carnes magras, pescado, aves de corral, huevos, legumbres y frutos secos contribuirá a un crecimiento y un desarrollo adecuados, siempre que el aporte energético de la dieta no sea excesivo.
Los niños necesitan beber muchos líquidos, especialmente si hace mucho calor o tienen gran actividad física. Obviamente, el agua es una buena fuente de líquido, y es un fluido que no tiene calorías. Pero la variedad es importante en las dietas de los niños y se pueden escoger otros líquidos que aporten los fluidos necesarios, como la leche y las bebidas lácteas, los zumos de frutas y los refrescos.
5. ¿Cuáles son los aspectos más importantes en cuanto a nutrición para adolescentes?
Las necesidades nutricionales de los jóvenes se ven influidas por la aceleración del crecimiento que se da en la pubertad. El pico de crecimiento se da generalmente entre los 11 y los 15 años en el caso de las chicas y entre los 13 y los 16 en el de los chicos. Los nutrientes que necesitan los adolescentes dependen en gran medida de cada persona y la ingesta de alimentos puede variar enormemente de un día a otro, de forma que pueden consumir insuficientemente o en exceso un día, y compensarlo al día siguiente. En esta época de la vida, existe el riesgo de que se sufran deficiencias de algunos nutrientes, como el hierro y el calcio.
5.1. Hierro
Una de las enfermedades carenciales relacionada con la dieta que es más común entre los adolescentes es la anemia ferropénica.
Los adolescentes son especialmente susceptibles a sufrir una anemia por carencia de hierro, ya que su volumen sanguíneo y su masa muscular aumentan durante el crecimiento y el desarrollo. Esto incrementa la necesidad de hierro para fabricar hemoglobina, el pigmento rojo de la sangre que transporta el oxigeno, y una proteína llamada mioglobina que se encuentra en los músculos. El aumento de la masa corporal magra (LBM), formada por músculo principalmente, es más acusado en los chicos adolescentes que en las chicas. Antes de la adolescencia, la masa magra es más o menos la misma en ambos sexos. Sin embargo, cuando comienza la adolescencia, el chico sufre una acumulación más rápida de masa magra, por cada kilogramo de peso que aumenta durante el crecimiento, y finalmente su valor máximo de masa grasa llega a ser el doble que el de una chica. Otros factores que influyen en que la necesidad de hierro sea mayor son el aumento de peso y el comienzo de la menstruación en las chicas. Todos estos factores deberían tenerse en cuenta cuando se evalúan las necesidades de hierro en este grupo de edad.
Uno de los temas más importantes a tener en cuenta durante la adolescencia es la necesidad de incrementar el consumo de alimentos ricos en hierro, como las carnes magras y el pescado, así como las judías, las verduras de color verde, los frutos secos y los cereales enriquecidos con hierro. El hierro que proviene de los alimentos de origen animal (conocido como hierro hemínico) se absorbe mucho mejor que el hierro de alimentos de origen no animal (hierro no hemínico). Los adolescentes que siguen dietas vegetarianas corren por lo tanto más peligro de sufrir carencias de hierro. Pero, la vitamina C y las proteínas animales favorecen la absorción de hierro no hemínico. Si se toma un vaso de zumo de cítricos en el desayuno con cereales enriquecidos con hierro, o si se exprime un limón o se añade pollo a la ensalada se favorece la absorción del hierro proveniente de estos alimentos.
5.2. Calcio
El 99% de las reservas de calcio del cuerpo se concentran en los huesos y, durante la aceleración del crecimiento en la adolescencia, el aumento del peso óseo es más rápido. En torno a un 45% de la masa ósea de un adulto se forma durante la adolescencia, aunque continúa creciendo después, hasta aproximadamente los treinta años. Todo el calcio que se necesita para el crecimiento de los huesos debe provenir de la dieta. Los mayores aumentos se dan en la primera adolescencia, entre los 10-14 años en las chicas y los 12-16 en los chicos.
Durante el pico de crecimiento de la adolescencia, el promedio de retención de calcio en las chicas es de 200mg/día y de 300 mg/día en los chicos. El calcio que se absorbe es aproximadamente un 30%, así que es importante que la dieta aporte la cantidad adecuada para densificar al máximo los huesos. Es crucial conseguir un nivel máximo de masa ósea durante la infancia y la adolescencia para reducir el riesgo de padecer osteoporosis más adelante. Si se comen varias raciones de lácteos, como leche, yogur y queso se conseguirán los niveles de calcio recomendados.
Además de un buen aporte de calcio que provenga de la dieta, para fortalecer los huesos se necesitan otras vitaminas o minerales, como la vitamina D y el fósforo. Hacer ejercicio físico es también esencial, y en especial ejercicios en los que se cargue con el peso del cuerpo y que estimulen el fortalecimiento y la conservación de los huesos. Se puede fortalecer la masa ósea si se realizan actividades, como bicicleta, gimnasia, patinaje, juegos de pelota, bailar y ejercicios supervisados de pesas, durante al menos 30-60 minutos al día, de tres a cinco veces por semana. Si los jóvenes adoptan un estilo de vida y una dieta adecuados desde el principio, desarrollarán más fácilmente comportamientos sanos que podrán seguir durante el resto de su vida. Para saber más sobre ejercicio físico.
5.3. Hábitos alimenticios: ¿por qué es tan importante la regularidad en los hábitos alimenticios y tomar tentempiés entre comidas?
Los hábitos alimenticios, que influyen en las preferencias de alimentos, el consumo de energía y la ingesta de nutrientes, se desarrollan normalmente durante la infancia, y en particular durante la adolescencia. El entorno familiar y escolar tiene una gran importancia a la hora de determinar la actitud del niño hacia determinados alimentos y el consumo de los mismos.
Los adolescentes, además de estar expuestos a modas alimenticias pasajeras y a las tendencias a adelgazar, suelen saltarse comidas y desarrollar hábitos alimenticios irregulares. Una de las comidas que se saltan más frecuentemente es el desayuno. Hay estudios que demuestran que el desayuno tiene una importancia vital para proporcionar la energía y los nutrientes necesarios después del ayuno nocturno, y que contribuye a una mayor concentración y rendimiento en el colegio.
Los tentempiés entre comidas forman parte de los hábitos alimenticios de los niños y los adolescentes. Los niños pequeños no son capaces de comer grandes cantidades de una sola vez, así que normalmente tienen hambre mucho antes de que llegue la siguiente hora establecida para la comida. Los tentempiés a media mañana y a media tarde pueden ayudar a satisfacer las necesidades energéticas que requieren a lo largo del día. Los adolescentes, que son activos y crecen rápidamente, tienen importantes necesidades energéticas y nutricionales, pero si se incluyen materias sobre alimentos y nutrición en sus planes de estudios escolares, podrán tener los conocimientos suficientes para tomar decisiones fundamentadas sobre los alimentos que toman a las horas de las comidas principales y entre comidas.
5.4. Energy needs
Normalmente, las necesidades energéticas de los adolescentes suelen depender de su rapidez de crecimiento, y cada uno debe valorar dichas necesidades según su apetito. Como consecuencia, la mayoría de los adolescentes mantiene un equilibrio energético y el consumo de alimentos variados aporta los nutrientes suficientes para que su crecimiento y su desarrollo sean óptimos.
No obstante, la tensión y los trastornos emocionales pueden afectar seriamente el equilibrio energético de los adolescentes, provocando un consumo insuficiente o excesivo de alimentos. Las infecciones leves o graves, el nerviosismo, los problemas menstruales, dentales o cutáneos (acné) son factores que pueden provocar una disminución del apetito, y los adolescentes que consumen dietas pobres son los más vulnerables. El estrés emocional va asociado frecuentemente a manías alimenticias y a la moda de estar delgado, que pueden provocar desórdenes alimenticios como la anorexia nerviosa.
Por otro lado, la prevalencia del exceso de peso y la obesidad en niños y adolescentes se ha convertido hoy en día en uno de los principales problemas nutricionales, ya que es muy probable que continúe afectándoles en la edad adulta . Los adolescentes que están desarrollándose se sienten especialmente preocupados por la imagen de su cuerpo y un exceso de peso puede tener un profundo impacto en su salud emocional y física. Existen varios factores, socioeconómicos, bioquímicos, genéticos y psicológicos que provocan la obesidad, y todos ellos están estrechamente relacionados. Para saber más sobre obesidad y sobrepeso .
La falta de ejercicio tiene una vital importancia en el desarrollo, evolución y perpetuación de la obesidad en la adolescencia. Se ha observado en las encuestas realizadas a jóvenes, que la mayoría no son muy activos, por lo que los profesionales de la salud así como los gobiernos están fomentando un mayor nivel de ejercicio físico entre niños y adolescentes. La inactividad física no sólo tiene una gran importancia en el desarrollo del sobrepeso y la obesidad, sino que también influye en el desarrollo posterior de enfermedades crónicas como enfermedades cardiacas, algunos tipos de cáncer, diabetes, hipertensión, problemas intestinales y osteoporosis, Además, el ejercicio físico ayuda a mejorar la flexibilidad del cuerpo, el equilibrio, la agilidad y la coordinación, así como a fortalecer los huesos. Actualmente se recomienda que los niños practiquen alguna actividad física durante al menos 60 minutos al día. Para saber más sobre ejercicio físico.

DESDE EL NACIMIENTO HASTA LOS CUATRO AÑOS DE EDAD

DESDE EL NACIMIENTO HASTA LOS CUATRO MESES DE EDAD
Durante los primeros 4 a 6 meses de vida, los bebés sólo necesitan leche materna o de fórmula para satisfacer todas sus necesidades nutricionales.
Si se amamanta a un recién nacido, la lactancia necesaria puede ser de 8 a 12 veces al día (cada 2 a 4 horas) o de acuerdo con las necesidades del bebé. Hacia los cuatro meses, el recién nacido puede reducir la lactancia a 4 ó 6 veces al día, sin embargo, aumenta la cantidad de leche materna que consume cada vez.
Los bebés que reciben leche maternizada o fórmula pueden necesitar alimentarse alrededor de 6 a 8 veces al día, comenzando por 2 a 5 onzas (60 a 150 ml) cada vez que se alimentan, para un total de 16 a 35 onzas (470 a 1.000 ml) diarias. Como con la lactancia materna, el número de alimentaciones se reducirá a medida que el bebé crezca, pero la cantidad de fórmula aumentará hasta aproximadamente 6 a 8 onzas (177 a 236 ml) por alimento.
Nunca se debe suministrar miel al bebé, ya que ésta puede contener las esporas que causan botulismo y el sistema inmunitario del bebé no está completamente desarrollado para combatir esta enfermedad.
Aunque un bebé puede dormir toda la noche, es posible que sea necesario despertarlo para alimentarlo si no come lo suficiente durante el día o si está bajo de peso. Los chequeos de rutina con el médico para controlar el crecimiento del bebé sirven para asegurarse de que se le está suministrando la alimentación adecuada durante el día. El médico o el nutricionista informarán a los padres si es recomendable despertar al bebé para alimentarlo.
DE CUATRO A SEIS MESES DE EDAD
A la edad de 4 a 6 meses de vida, un bebé debe consumir de 28 a 45 onzas (830 a 1.300 ml aproximadamente) de leche maternizada y por lo general ya está listo para comenzar la transición a la dieta sólida. El inicio apresurado del consumo de sólidos puede hacer que el bebé se ahogue si no está físicamente preparado.
Existen diversos acontecimientos importantes del desarrollo que indican que el bebé está listo para consumir alimentos sólidos:
El peso al nacer se ha duplicado
El bebé es capaz de controlar el cuello y la cabeza
El bebé se puede sentar con algo de apoyo
El bebé puede mostrar que está satisfecho con un movimiento de cabeza a un lado o no abriendo la boca
El bebé comienza a mostrar interés por el alimento cuando otros están comiendo
Se debe comenzar la dieta sólida con cereal de arroz para bebés fortificado con hierro mezclado con leche materna o de fórmula hasta una consistencia suave. El cereal puede mezclarse con leche hasta una consistencia más espesa, a medida que el bebé aprende a controlarlo en la boca.
Para empezar, se debe suministrar de 1 a 2 cucharadas (cantidad seca, antes de mezclarla con leche materna o de fórmula) 2 veces al día y aumentar gradualmente a 3 ó 4 cucharadas de cereal. El cereal no se debe dar en biberón, a menos que el pediatra o el dietista lo recomienden, por ejemplo, por el reflujo.
Una vez que el bebé esté comiendo el cereal de arroz de manera rutinaria, se pueden introducir otros cereales instantáneos fortificados con hierro. Se debe dar sólo un nuevo cereal cada semana para observar si hay intolerancia o alergias.
Nunca se debe llevar a la cama al niño con un biberón, ya que esto puede ocasionarle "boca de biberón" que provoca caries dental. Si es necesario el biberón, se debe llenar con agua corriente. Se recomienda consultar con el médico el uso de agua, pues en algunos casos el exceso puede llevar a que se presenten convulsiones en los niños.
DE SEIS A OCHO MESES DE EDAD
Se debe continuar alimentando al bebé con leche materna o de fórmula de 3 a 5 veces al día. El consumo de estos dos tipos de leche se comienza a estabilizar a medida que la dieta sólida se convierte en una fuente de nutrición. Cuando el bebé ha probado varios tipos de cereales, hay que comenzar a darle compotas y verduras.
Con respecto a las compotas y a las verduras, se debe introducir una a la vez y esperar dos a tres días entre ellas para saber si produce alguna reacción alérgica. Se debe comenzar con frutas y legumbres corrientes como arvejas, papas, zanahoria, batata, zumo de naranja, fríjol, remolacha y frutas comunes como banano, compota de manzana, albaricoque, peras, duraznos y melón.
Algunos nutricionistas recomiendan introducir primero unas pocas verduras antes de las frutas porque el dulce de las frutas puede hacer que una comida menos dulce como las verduras atraiga menos al bebé. Hay que ofrecerle porciones que contengan de 2 a 3 cucharadas de frutas y verduras, más o menos 4 porciones diarias.
La cantidad de frutas y verduras diarias fluctuará entre 2 cucharadas y dos pocillos según la talla y el gusto del bebé por ellas. Se puede aumentar gradualmente la regularidad de las comidas que el bebé ingiera a medida que las tolere.
Se le pueden poner al bebé pequeñas cantidades de comida en las manos, pero se deben evitar los alimentos como trozos o pedazos de manzana, uvas, perros calientes, salsas, mantequilla de maní, palomitas de maíz, nueces, granos, dulces redondos y pedazos de verduras crudas porque se puede ahogar.
Las verduras blandas cocidas, las frutas lavadas y peladas, las galletas integrales, las tostadas delgadas y los tallarines son alimentos que el bebé puede recibir en las manos, pero no se recomiendan las comidas saladas y/o azucaradas. Los alimentos para la dentición, tales como las tiritas de tostada, las galletas simples, el pan ácimo y los bizcochos para la dentición también pueden empezar a introducirse en la dieta del bebé en esta etapa.
DE OCHO A DOCE MESES DE EDAD
En esta edad, la leche materna o de fórmula se debe suministrar 3 a 4 veces al día. A los 8 a 12 meses de edad, el bebé está listo para ingerir carne desmechada o finamente picada. Los bebés lactantes pueden empezar a comer carne a los ocho meses (la leche materna no es una fuente alimenticia rica en hierro, pero los bebés tienen reservas de hierro que les alcanzan hasta los 8 meses, edad en la cual pueden empezar a ingerir alimentos ricos en hierro como las carnes).
Como sucede con las otras comidas, hay que darle al bebé sólo un nuevo tipo de carne por semana, en porciones de 3 ó 4 cucharadas de carne molida o finamente picada, salchichas o carne desmechada. Se deben aumentar las porciones de frutas y verduras de 3 a 4 cucharadas, cuatro veces al día. El bebé puede comer sólo la yema de huevo tres o cuatro veces por semana, hasta cuando tenga un año, pues algunos niños son muy sensibles a la clara de los huevos.
Al año, la mayoría de los bebés ya han dejado el biberón; pero si todavía lo toma, éste debe contener sólo agua.
UN AÑO DE EDAD
Cuando el bebé cumple un año, la leche entera puede reemplazar la leche materna o de fórmula. A los niños menores de dos años no se les debe suministrar leche baja en grasa (al 1 ó 2%, ó descremada) porque necesitan las calorías adicionales de la grasa para garantizar un adecuado crecimiento y desarrollo.
A los niños menores de un año no se les debe suministrar leche entera, ya que se ha demostrado que produce conteos sanguíneos bajos. Sin embargo, se les puede suministrar queso, requesón y yogur en pequeñas cantidades.
El bebé de un año de edad ya debe estar obteniendo gran parte de su nutrición de las carnes, frutas y verduras, panes y granos, y de los productos lácteos, especialmente la leche entera.
Suministrarle al niño una gran variedad de alimentos garantizará que reciba una adecuada cantidad de vitaminas y minerales. Los niños que empiezan a caminar no crecen tan rápido como los bebés más pequeños, por lo que sus necesidades nutricionales, según la talla, disminuyen durante el segundo año y aunque siguen aumentando de peso, no lo duplican, como sucede con los bebés.
Sin embargo, se debe tener en cuenta que los niños son cada vez más y más activos, a medida que aprenden a gatear y a caminar. Los niños en general, y en especial los que empiezan a caminar, por lo general comerán sólo pequeñas cantidades a la vez, pero lo harán con frecuencia (de 4 a 6 veces diarias) durante todo el día, por lo que se les debe estimular a tomar refrigerios.
Consejos para la alimentación:
El suministro de alimentos sólidos a muy temprana edad no es recomendable y puede ocasionar sobrealimentación.
Se debe suministrar sólo un alimento nuevo a la vez y hacerlo durante unos pocos días. Hay que estar atento a las reacciones alérgicas (urticaria, vómitos, diarrea).
No se deben suministrar sólidos en el biberón.
Si al bebé no le gusta el nuevo alimento que le ofrecen, se debe intentar dárselo nuevamente más tarde.
ANTE TODO LA SEGURIDAD
Se debe alimentar al bebé directamente del recipiente si va a consumir todo el contenido, de lo contrario, hay que servirle en un plato para evitar la contaminación por enfermedades transmitidas a través de los alimentos.
Los recipientes de comida para bebé destapados se deben cubrir y conservar en el refrigerador, máximo dos días.
Se debe utilizar una cuchara pequeña para alimentar al bebé.
El bebé que lleva a la cama el biberón con leche, jugo de fruta o líquidos endulzados puede presentar boca de biberón, lo cual ocasiona caries dental. Si el bebé lo necesita para dormir, se debe utilizar agua corriente en el biberón.
Se deben evitar los alimentos que puedan ahogar al bebé, como palomitas de maíz, nueces, papitas fritas, almendras, bayas, uvas, perros calientes, verduras crudas, pasas y hojuelas de cereal.
OTROS CONSEJOS
Se le puede ofrecer al bebé agua entre las comidas.
No se le deben ofrecer dulces ni líquidos endulzados, porque le hacen perder el apetito y contribuyen al desarrollo de la caries dental.
No se recomienda dar sal, azúcar ni condimentos fuertes.
No se recomiendan los productos que contengan cafeína (bebidas gaseosas, café, té o chocolate).
Un bebé hiperactivo o melindroso puede necesitar atención, en vez de comida.
NIÑOS MAYORES
Durante toda la infancia y la adolescencia, es importante que la dieta incluya una variedad de alimentos que ayuden a un adecuado desarrollo. Los principios de la pirámide de los grupos básicos de alimentos se aplican tanto para la dieta de los niños como para la de los adultos, aunque obviamente la cantidad y el número de porciones diarias son menores para los niños.
Después de los dos años, se recomienda que la dieta sea moderadamente baja en grasa, ya que las dietas altas en grasa pueden predisponer a enfermedades cardíacas, obesidad y otros problemas de salud que aparecen en la edad adulta.
Se recomiendan los suplementos de fluoruro en áreas donde el agua no es fluorada. Una dieta que contenga una variedad de alimentos de cada grupo (cereales, granos, carnes, frutas, verduras y productos lácteos) ayudará a prevenir deficiencias nutricionales.
Organizaciones como la Asociación Médica Estadounidense (American Medical Association) y la Asociación Dietética Estadounidense (American Dietetic Association ) recomiendan que los niños saludables deben obtener todos los nutrientes de los alimentos en lugar de suplementos vitamínicos.
Los nutrientes que tienen la mayor posibilidad de ser deficientes en la dieta de un niño son: el calcio, el hierro, la vitamina C, la vitamina A, el ácido fólico y la vitamina B6. La Academia Estadounidense de Pediatría (American Academy of Pediatrics ) no recomienda los suplementos vitamínicos diarios para niños normales y saludables; sin embargo, no hay un riesgo significativo si un padre desea suministrar a su hijo una multivitamina pediátrica estándar.
Los niños que no consumen o que consumen insuficientes productos lácteos presentan un riesgo particular de deficiencia de calcio, lo cual puede interferir con el desarrollo y crecimiento de los huesos. Entre los alimentos ricos en calcio están la leche descremada o baja en grasa, el yogur y el queso. Otros alimentos como el brócoli, las verduras cocidas y el salmón enlatado (con huesos) también brindan una fuente de calcio en su dieta; sin embargo, es difícil lograr que los niños ingieran porciones adecuadas de estos alimentos.
Las cantidades de hierro necesarias varían de acuerdo con la edad, la tasa de crecimiento, las reservas de hierro, el aumento de volumen sanguíneo y la tasa de absorción de las fuentes alimenticias. Las adolescentes necesitan más hierro debido a las pérdidas menstruales. Entre los alimentos ricos en hierro se encuentran la carne, el pescado, las aves, los cereales fortificados con hierro, las espinacas, las verduras, los fríjoles y las arvejas secas.

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